La velocidad se mide en Hertz. Un
cristal oscilante situado en el
ordenador proporciona una señal de sincronización, que coordina todas las
actividades del microprocesador, cuya velocidad es en promedio de unos 3000
megagercios (MHz), ó 3.0 GHz, lo que equivale a unos 3000 millones de ciclos
por segundo, para efectuar más de 500 millones de instrucciones por segundo.
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